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Una búsqueda desesperada por asilo se vuelve fútil

Detention Center

Pine Prairie, LA

Detention Status

In Custody

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Después de rehusarse a unirse a la asamblea de jóvenes comunistas, Pedro - un maestro de matemáticas de nivel preparatoria - fue puesto en lista negra de todos los trabajos de maestro y marcado como un “contrarrevolucionario”.

El gobierno cubano lo forzó a vender arroz y frijoles en bicicleta a la gente por la calle. Y para empeorar la situación, la policía le robaba toda su mercancía repetidamente. Eventualmente los oficiales lo detuvieron en una prisión, donde lo mantuvieron despierto y sin agua o comida durante 72 horas, en compañía de asesinos convictos.

Después de salir de prisión, Pedro decidió escaparse de su país de origen. El primero de mayo de 2018, lloraba mientras se despedía de su hijo recién nacido. Abordó una balsa que lo llevó a México, donde viajó hasta la frontera y entró a los EEUU en el Puente Internacional de Miguel Hidalgo. Su plan era pedir asilo en los EEUU.

“Tenía esperanza,” dijo, “Pensé que tendría una oportunidad.”

Sin embargo, en la frontera, Pedro no fue permitido entrar por el puerto de entrada. Fue forzado a dormir en un puente durante seis días mientras esperaba en fila con los otros solicitantes de asilo. Nuevamente se le negó comida y agua. Pedro estaba cansado, débil y aterrorizado. No sabía si podía continuar, pero sabía que lo tenía que hacer, por su hijo.

Después de entregarse a los oficiales en la frontera, fue encerrado en un cuarto sin cama durante cuatro días, y luego fue trasladado al Centro de Procesamiento del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en Pine Prairie.

En la prisión de migrantes, a Pedro se le han negado llamadas con abogados. Toda la comunicación de parte de ICE y las cortes de inmigración han sido en inglés, a pesar de que él solo habla español, y se le han negado servicios de traducción.

Como Rodríguez, Pedro espera - y reza - por su liberación. Su vida en la prisión es peor de lo que él imaginaba posible.

Por las noches intenta dormir en un catre incómodo, pero los resortes del colchón le pican la espalda. Su cuarto está abarrotado con más de 70 hombres, y cada día llegan nuevos detenidos en cantidades enormes. Cada mañana, la prisión de migrantes está llena de hombres encadenados por la cintura y esposados mientras son escoltados a su “nueva casa”.

Desde su llegada, Pedro ha aplicado por libertad condicional tres veces, pero ICE se lo ha negado. Aún más, se le negó asilo y se le ordenó ser removido de EEUU en septiembre de 2018. La orden vino después de que un juez de inmigración le dijo que “él no tenía razón alguna para temer regresar a Cuba,” a pesar de que había pasado su entrevista de temor creíble. Pedro se quedó atónito ante tal decisión.

“El juez se supone que debe ser justo,” dijo Pedro, con voz triste. “Esa ha sido la parte más cruel de mi detención - que el juez simplemente me negó. No se si me queda esperanza alguna.”

Pedro nunca ha cometido un crimen, y aún así se siente deshumanizado.

“Los oficiales te dicen que te calles, que te alejes, que no les hables, especialmente en español,” dijo. “Te tratan como basura en la calle, aunque no sepan nada de tu caso.”

Existen diminutas probabilidades de que le den audiencia a Pedro. Cuando llegó por primera vez a Pine Prairie, entraron otros 24 hombres cubanos ese mismo día. Pero solo 10 o 11 quedan - al resto los han deportado, dijo el.

“Tienes que haber nacido aquí para ser libre,” dijo.

Haz que tu voz sea escuchada. Contacta a la administración de Trump para demandar la liberación de estos hombres.

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