Ataques Racistas en L.A.
Obedecieno ordenes de la Mafia Mexicana, miembros de pandillas de latinos del sur de California atemorizan y matan a personas de raza negra.
LOS ANGELES, California. -- Mientras sube los empinados escalones que conducen desde la calle hasta el lugar donde fue asesinado su hijo, un Doberman se abalanza hacia Louisa Prudhomme, de 47 años.
Prudhomme extiende la mano sobre la cerca y da al perro guardián unas bruscas palmaditas en la cabeza.
"Parece que Sam no me recuerda", dice.
Lo que Prudhomme nunca olvidará es que justo detrás del Doberman gruñón se encuentra el apartamento sobre la colina, donde hace seis años dispararon en el rostro a su hijo Anthony, de 21 años, con una pistola semiautomática calibre 0.25 mientras descansaba sobre un futón que ella le había comprado en IKEA. Murió vistiendo una camisa que decía: "Mantengan la paz".
Anthony Prudhomme fue asesinado por miembros de Avenues, una pandilla callejera formada por latinos. Pero no era miembro de una pandilla rival, ni informante de la policía ni traficante de drogas. Los miembros de Avenues no lo eligieron como blanco por su personalidad ni por lo que poseía en su apartamento.
Lo atacaron por el color de su piel.
Prudhomme fue asesinado porque se identificaba como negro (aunque de hecho era mulato) en un barrio ocupado por una de las muchas pandillas callejeras de latinos del Condado de Los Ángeles. Aunque parezca increíble, aun cuando estas pandillas son esencialmente agrupaciones delictivas interesadas sobre todo en el dinero, los expertos en pandillas que trabajan para el gobierno o en forma privada afirman que ahora están abocadas a una campaña de "limpieza étnica", es decir, a aplicar el terror racista ónicamente contra los afroamericanos.
"Escucho la forma en que esos cabezas de chorlito lo dicen, que no quieren que sus barrios se infesten con negros, como si fueran una plaga", dice Tony Rafael, respetado experto en pandillas que trabaja en el área de Los Ángeles. Rafael entrevistó a varios líderes de pandillas callejeras de latinos para un libro de próxima aparición sobre la Mafia Mexicana, la pandilla de latinos dominante en el sur de California. "Es animadversión racial pura que se manifiesta dentro de una política de una gran organización delictiva".
"No existe absolutamente ningón motivo, salvo el color de la piel", agrega Michael Camacho, ex-fiscal adjunto del Condado de Los Ángeles. Antes de convertirse en juez en 2003, Camacho procesó con éxito a un miembro de una pandilla de latinos por los asesinatos al azar de tres hombres de raza negra en Pomona, California.
"En general no quieren a los afroamericanos", testificó en ese entonces Marcus Pérez, oficial de una unidad contra pandillas de Pomona. "Si un afroamericano ingresa en el barrio, es probable que lo hieran o lo maten".
En el año 2000, la Universidad de Hawai dio a conocer un estudio exhaustivo sobre delitos de odio en el Condado de Los Ángeles. Llegó a la conclusión de que mientras la amplia mayoría de los delitos de odio perpetrados en toda la nación no son cometidos por miembros de grupos organizados, en el Condado de Los Ángeles el panorama es diferente. Los investigadores observaron que en áreas de gran concentración, o "nócleos", de delitos de odio, los autores eran típicamente miembros de pandillas callejeras de latinos que elegían deliberadamente a personas de raza negra como objetivo.
Es más, segón el estudio "existe una sólida evidencia de delitos de odio con sesgo racista en el seno de las pandillas. Para ellas el motivo principal no es la defensa de los límites territoriales entre ellas, sino el odio hacia un grupo definido por su identidad racial, independientemente de cualquier amenaza territorial".
Seis años más tarde, la campaña de terror racista continóa.
Una actitud predominante
Anthony Prudhomme no constituía una amenaza para Avenues. Aun así, fue asesinado dos meses después de haberse mudado a Highland Park, un barrio en el noreste de Los Ángeles donde viven muchos miembros de la pandilla. "No tenía nada [que pudieran robarle]", aseguró su madre. "No tenía nada cuando irrumpieron en su casa. Por eso estoy segura de que lo mataron por un galón. Ganan galones por asesinar a los negros".
Para un miembro de las pandillas, los "galones" son como la medalla de honor para un soldado. Los miembros de las pandillas de latinos del sur de California las ganan haciendo lo que se les antoja a sus padrinos de la Mafia Mexicana, una poderosa organización mafiosa con sede en el sistema penitenciario estatal de California, que controla a la mayoría de las pandillas callejeras de latinos al sur de Bakersfield.
De acuerdo con los expertos en pandillas y los agentes del orden, hace tiempo que existe una guerra racial entre la Mafia Mexicana y la familia de la Guerrilla Negra, una pandilla carcelaria rival compuesta por afroamericanos. Esta situación ha generado un odio racial tan intenso entre los líderes de la Mafia Mexicana, quienes tienen la óltima palabra, que decidieron dar "luz verde" contra todos los negros. Se trata de una suerte de fatwah que autoriza de modo permanente a los miembros de las pandillas de latinos a demostrar su valía, aterrorizando e incluso asesinando a todo negro que se encuentre en un barrio reivindicado como propio por una pandilla leal a la Mafia Mexicana.
"Esta actitud predomina ampliamente en todas las pandillas [de latinos]", afirma Tim Brown, supervisor de seguimiento de la persona en libertad condicional del Condado de Los Ángeles. "Mientras las pandillas [callejeras] continóen bajo la influencia de las pandillas carcelarias, en particular de la Mafia Mexicana, el racismo forma parte de su razón de ser y de la continuidad de su existencia".
El otoño pasado, cuatro miembros de Avenues fueron condenados por la justicia federal por conspirar para privar a los negros de sus derechos civiles en Highland Park. A fines de noviembre tres de ellos fueron condenados a cadena perpetua, sin posibilidad de libertad condicional; un cuarto integrante debía recibir su sentencia al mes siguiente.
Sin embargo, el problema está más generalizado. No se trata de una ónica pandilla en un solo barrio.
Miembros de pandillas de latinos han cometido delitos al azar, motivados por odio racial, en las 88 ciudades que conforman el Condado de Los Ángeles. Algunas de las pandillas involucradas son: Pomona 12, de la ciudad de Pomona; 18th Street Gang, en el sureste de Los Ángeles; Toonerville, en el noreste de L.A.; y Varrio Tortilla Flats, en Compton.
En 2002, en un caso típico, tres miembros de Pomona 12 atacaron en el frente de su casa a Kareem Williams, un adolescente afroamericano. Cuando su tío Roy Williams corrió en su ayuda, el miembro de la pandilla Richard Díaz le dijo que "los negros no tienen derecho a vivir en Pomona porque es territorio de la pandilla de la calle 12". De acuerdo con lo dicho por testigos, Díaz ordenó a otro integrante de la pandilla: "¡Saca la pistola! ¡Dispara a los negros! ¡Dispara a los negros!" No se disparó un solo tiro.
La violencia no se limita al Condado de Los Ángeles. En noviembre seis miembros de una pandilla de latinos de Carlsbad, California, fueron arrestados y acusados de delitos de odio por, segón se dijo, proferir insultos racistas contra un adolescente negro mientras lo pateaban y le propinaban golpes de puño. La policía dijo que el joven no era miembro de una pandilla. Ese mismo mes dos miembros de Fresno Bulldogs, una pandilla de latinos de Fresno, California, fueron condenados por tentativa de homicidio en lo que la policía describió como delito de odio, cuando dispararon al azar a un hombre negro de 41 años. De acuerdo con la policía, los atacantes usaron epítetos racistas y dijeron a la víctima: "No queremos personas de tu raza en nuestra calle".
Diez años de terror
La violencia contra los negros por parte de las pandillas de latinos de Los Ángeles viene ocurriendo durante más de una década. Un informe efectuado en 1995 por el Departamento de Policía de Los Ángeles (Los Angeles Police Department, LAPD) sobre la actividad de las pandillas de latinos en el barrio de Normandale Park afirmó: "Esta pandilla ha estado involucrada en un programa permanente para erradicar a los ciudadanos negros de su barrio". Un informe de 1996 del LAPD sobre las pandillas del este de Los Ángeles afirmó: "Las pandillas locales atacarán a todo negro que entre en la ciudad".
Pero si bien la campaña de terror racista de las pandillas de latinos no es nueva, los expertos en pandillas y las autoridades del orden aseguran que en la actualidad la intensidad y la frecuencia del terrorismo contra los negros está aumentando, a medida que sigue creciendo rápidamente el territorio reivindicado como propio por las pandillas de latinos de Los Ángeles. Además, mientras cada vez más negros abandonen las zonas urbanas deprimidas de Los Ángeles hacia barrios más seguros, las personas que permanezcan en ellas se tornarán más vulnerables.
"No veo que los negros tengan mucho futuro en Los Ángeles", aseguró James Lewis, asistente de seguimiento de personas con libertad condicional del LAPD. El funcionario es de raza negra y se ocupa específicamente de las pandillas de latinos del noreste de Los Ángeles, incluida Avenues. "Esta situación no sólo afecta a los miembros de las pandillas, sino también la situación [de los negros] en la ciudad de Los Ángeles".
Desde 1990, la población afroamericana de Los Ángeles ha disminuido a la mitad a medida que los negros se reubicaban en los suburbios y los latinos se mudaban a barrios históricamente ocupados por negros. Cuando se atraviesa la zona de South Central, es obvio que el paisaje urbano ha cambiado radicalmente desde la era de los Bloods contra los Crips, tal como se mostraba en películas como Colors, Boyz N The Hood y Menace II Society. No sólo hay muchos menos negros caminando por la calle sino que también hay muchos menos miembros de pandillas de negros. La piel morena y los pantalones caqui anchos han desplazado a las bandanas rojas y azules de los Bloods y los Crisps.
El LAPD estima que existen en la actualidad 22.000 miembros de pandillas de latinos, considerando solamente la ciudad de Los Ángeles. Esta cifra no sólo es mayor que todos los Bloods y los Crips; es mayor que todos los negros, asiáticos y miembros de pandillas de blancos en conjunto. Casi todos esos miembros de pandillas de latinos de Los Ángeles _ ni hablar de aquellos en otras ciudades californianas_ son leales a la Mafia Mexicana. La mayoría ha sido minuciosamente adoctrinada en el racismo violento de la Mafia Mexicana durante sus temporadas en prisión, donde la mayoría de las pandillas tienen su base racial.
"Cuando empecé a trabajar con las pandillas, solían ser mixtas. Tanto negros como latinos podían pertenecer a la misma pandilla", asegura Lewis, el asistente de seguimiento de personas con libertad condicional del LAPD. "Pero cuando iban a prisión, debían ser latinos en vez de integrantes de la pandilla. Entonces sus enemigos pasaban a ser los afroamericanos".
Un caso de referencia
En Highland Park, ubicada justo hacia el norte del centro de la ciudad y una de las áreas más antiguamente pobladas de Los Ángeles, ha habido por lo menos tres asesinatos "con luz verde" por motivos raciales cometidos por miembros de Avenues desde 1999.
Además de Anthony Prudhomme, las víctimas incluyen a Christopher Bowser, un hombre de raza negra que fue acosado y agredido esporádicamente durante años por miembros de Avenues y luego le dispararon a plena luz del día en una parada de autobuses, y a Kenneth Kurry Wilson, que ni siquiera vivía en las inmediaciones. Wilson estaba simplemente estacionando su auto para que bajara su sobrino luego de permanecer hasta bien entrada la noche en un bar, cuando su camino se cruzó con el de miembros de la pandilla Avenues que conducían una camioneta robada. De acuerdo con testimonios efectuados más tarde en el tribunal, uno de los miembros de la pandilla que se encontraba en la camioneta divisó a Wilson y propuso: "Oigan, ¿quieren matar a un negro?" El grupo abrió fuego sobre Wilson, quien murió instantáneamente.
Los asesinatos de Bowser y Wilson condujeron a un proceso criminal innovador, presentado por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos. En agosto pasado, en dicho proceso se condenó a Alejandro "Pájaro" Martínez, Fernando "Cuco" Cázares, Gilbert "Suertudo" Saldana y Porfirio "Soñador" Ávila por violación de la ley federal sobre delitos de odio y luego se los sentenció a prisión perpetua en una prisión federal. (Ávila ya estaba cumpliendo una sentencia de cadena perpetua luego de haber sido enjuiciado por su participación en los asesinatos por el estado de California, mientras que Saldana fue encarcelado por su participación en otro asesinato). En el pasado, los fiscales federales habían usado las leyes de conspiración para violar derechos civiles en contra de los miembros de grupos de defensa de la supremacía blanca, tales como el Ku Klux Klan. El caso federal contra Avenues fue la primera vez que el Departamento de Justicia usó dichas leyes contra miembros de una organización delictiva no blanca, afirmaron los funcionarios.
"En una comunidad diversa como Los Ángeles, nadie debería sufrir amenazas y actos de violencia por motivos raciales, tales como los cometidos [por Avenues]", afirmó la fiscal Debra Wong Yang en una declaración divulgada luego de que se dieran a conocer los veredictos.
Las víctimas, agregó Yang, "fueron asesinadas por los acusados simplemente por ser afroamericanos que eligieron vivir en un barrio en particular". Durante el juicio, los fiscales federales también detallaron una serie de delitos de odio no letales cometidos por miembros de Avenues en años recientes, para establecer un patrón de acoso racista violento.
La evidencia mostró a miembros de Avenues golpeando con una pistola a un negro que estaba trotando en Highland Park; cómo usaron un garrote de metal para azotar a un hombre negro que se había detenido para hacer una llamada en un teléfono póblico; cómo dispararon a un joven negro de 15 años que montaba una bicicleta y cómo dibujaron los contornos de cuerpos humanos con tiza en la entrada de la casa de una familia negra que se había mudado al barrio.
Los fiscales aplicaron las leyes federales sobre delitos de odio contra Avenues para enviar a todas las pandillas de latinos del Condado de Los Ángeles el mensaje de que no se tolerará la limpieza étnica. (Cumplir la sentencia en una prisión federal es una amenaza más grande para los líderes de las pandillas que la sentencia en una prisión estatal de California, porque en el sistema federal no hay libertad condicional y porque el gobierno federal transfiere de manera rutinaria a los líderes de las pandillas hacia cárceles alejadas, donde no cuentan con el respaldo y protección de sus grupos).
"Estamos preocupados por la violación de los derechos civiles de las personas", declaró Thom Mrozek, vocero del fiscal, a Intelligence Report. "Es obvio que no debería ocurrir que a alguien lo baleen en una parada de autobuses sólo por ser negro".
Es posible que el mensaje del gobierno haya sido recibido, pero no lo están obedeciendo. En otoño, poco después de que terminara el juicio federal por delitos de odio, James "Tiro al aire" Campbell, de 47 años y miembro de Avenues, fue acusado de efectuar amenazas de muerte por haber apuntado con una pistola a un estudiante afroamericano de 17 años en Highland Park, en el segundo incidente de ese tipo ocurrido ese mes.
Mrozek dijo que en la actualidad no hay planes para presentar acusaciones federales de delitos de odio contra otros miembros de pandillas de latinos, aunque reconoce que "es probable que todavía se sigan produciendo" delitos de esta índole.
Avenidas anárquicas
A pesar de la muy publicitada actividad de las pandillas, Highland Park no es un gueto. Es una zona con colinas y viviendas históricas hermosas, donde los colores suaves de las casas victorianas estilo Reina Ana, completamente restauradas, compiten con los vibrantes murales de los mercados de alimentos cercanos por atraer la atención. "El Alisal", el famoso hogar de piedra de Charles Lummis, primer director de Los Angeles Times, está escondido justo a la vera de la Autopista Pasadena, en la Avenida 43.
Debido a que la Avenida 43 es una de las arterias principales de Highland Park, "43" es un símbolo para Avenues, conocida también como "Avenues 43". La pandilla se remonta por lo menos a los inicios de la Segunda Guerra Mundial, cuando Highland Park estaba habitada por una mezcla de inmigrantes europeos y latinos. Ahora, alrededor del 75% de los residentes de Highland Park son latinos. Sólo el 2% es negro. El resto está formado por blancos y asiáticos.
Hace tiempo que Highland tiene una reputación de problemas de pandillas, inmerecida segón los impulsores de la comunidad. En 1986 no fue de gran ayuda para ellos que uno de los más famosos residentes de Highland Park, el compositor Jackson Browne, lanzara la canción "Lawless Avenues", que se refiere a la pandilla multigeneracional del barrio: "Las vidas de padres e hijos se repiten/Y hay algo que los lanza/Hacia esas avenidas anárquicas".
Aunque los orígenes de Avenues se remontan a medio siglo atrás, sólo se hizo firme bajo el control de la Mafia Mexicana en la década de 1980. Como resultado, se volvió fundamentalmente racista. (La policía señala que, irónicamente, ahora los miembros de Avenues trafican marihuana para la Mafia Mexicana. En décadas anteriores los líderes de la pandilla menospreciaban esta actividad por considerarla una "cosa de negros").
De todos modos, por lo menos algunos de los relativamente pocos residentes negros de Highland Park que han vivido en la zona durante más de una década no manifiestan el mismo nivel de temor que otros. "Queremos a nuestros vecinos. Nos gusta vivir en Highland Park", asegura Vernita Strange, quien se mudó a Highland Park con su esposo Al a mediados de la década de 1970. "Nos han tratado con afecto. Hemos vivido aquí treinta años, y es todo lo que puedo decir".
Pero la afroamericana Angel Brown no experimentó la misma clase de buena vecindad cuando ella y su hijo adolescente Christopher Bowser se mudaron a Highland Park en 1998, en gran medida para alejarse de las pandillas de negros de la zona de Hoover Street, donde creció el joven. Allí fue alcanzado en la pierna por una bala disparada desde un vehículo en marcha, y golpeado y acosado por la pandilla Hoover Crips para forzarlo a unirse a ellos. "Supo desde el principio que eso [peleas de pandillas] no era lo que él quería", dice Brown.
Los dos esperaban dejar atrás el problema de las pandillas, pero poco después de reubicarse en Highland Park, Avenues eligió a Bowser como objetivo. "Mi hijo tuvo problemas porque es un joven de raza negra. Los Avenues le decían "negro" y cosas por el estilo y lo perseguían", relata Brown. "Él no molestaba a nadie, lo ónico que hacía era caminar por ahí con su radio, cantando y rapeando. "Ellos no lo querían en su territorio".
Jesse Díaz, ex miembro de Avenues, testificó en el juicio federal por delitos de odio contra sus ex compañeros de pandilla y confirmó que el grupo de latinos estaba enfurecido por la manera en que Bowser bailaba en la calle, con la mósica de rap a todo volumen.
Se comportaba "como si fuese su barrio", testificó Díaz.
Prejuicio asesino
Hasta que se llevó a cabo el juicio contra los asesinos de Anthony Prudhomme, su madre Louisa y su padrastro Lavalle nunca pensaron que el crimen tenía motivos raciales. "Recién cuando asistimos al juicio empezamos a entender en realidad que ese [la raza] era el motivo y me parece totalmente estópido, por no encontrar una palabra más adecuada", dijo él.
A partir del juicio Louisa está obsesionada con la pandilla Avenues. Conduce habitualmente por Highland Park, buscando señales de la pandilla, hablando con todo aquel que desee hablar. Tiene los nómeros de detectives de homicidios, abogados y asistentes de seguimiento de personas con libertad condicional en el marcado rápido de su celular. Ha efectuado numerosas visitas a los lugares donde asesinaron a su hijo y dispararon contra Bowser y Wilson. Ha colocado avisos de recompensa en todo el barrio, usualmente cerca de los graffiti de la pandilla Avenues, porque cree que el miembro de la pandilla que apretó el gatillo y asesinó a su hijo aón está libre.
A diferencia de las madres de otras víctimas, como Bowser y Wilson, Louisa Prudhomme se siente relativamente segura en las calles reivindicadas por Avenues. Se debe a que ella es blanca. Su hijo Anthony tenía el cabello largo y ondulado y tez oscura. "A medida que crecía la gente pensaba que podría haber sido de otra raza y no negro", dice su padrastro Lavalle. "Pero podían adivinar por su forma de vestir que se inclinaba hacia su costado afroamericano".
Es posible que esa preferencia le haya costado la vida y ese hecho enfurece a su madre. "Una amiga me preguntó si ahora odio a los mexicanos", relata Louisa. "Y le respondí: 'Odio a los asesinos'. Tengo prejuicios... contra los asesinos".
En octubre pasado, una tarde que conducía por Highland Park, Louisa se dirigió por la Avenida 43 hacia el Centro Comunitario de Montecito Heights, un conocido lugar de reunión de Avenues. Se detuvo junto a un hombre que cargaba cortadoras de césped dentro de un enorme cobertizo. El hombre tomó la puerta izquierda, que estaba decorada con un enorme "4" pintado en aerosol, y la unió a la puerta derecha, que tenía pintado el correspondiente "3". Al cerrar las puertas, formaban el emblema de Avenues: "43".
Louisa preguntó al hombre, que era latino, si hablaba inglés. Respondió afirmativamente y conversaron unos cinco minutos sobre la infame "Avenues 43" y las pintadas que dejan en toda la zona al cuidado del jardinero. Louisa se alejó de él, riendo, y se volvió para decir: "Espero que los atrapen a todos. Queremos a todos fuera de las calles".
Pero con la sombra de la Mafia Mexicana cerniéndose sobre Los Ángeles, es posible que pase mucho tiempo antes que el nómero creciente de calles reivindicadas por las pandillas de latinos sean seguras para los negros, si es que alguna vez llegan a serlo.
"No se trata sólo de Highland Park. Casi en cualquier lugar de Los Ángeles podría encontrarse en dificultades [si es negro]", asegura Lewis, el asistente de seguimiento de personas con libertad condicional del LAPD. "Hay luz verde para atacar a todos los negros, no importa dónde se encuentren".